XII

Una señal del grado de desesperanza y desapego alcanzado en el seno de las sociedades industrializadas y digitalizadas es que los lugares abandonados son uno de los pocos espacios de libertad y fuera de control, desligados del vínculo social, que quedan. La NADA parece ser el único no-lugar donde es posible ser NADIE, recuperar el anonimato, estar libre de todo, redescubrir la soledad como lazo vinculante. El abandono adopta las características de una tierra prometida paradójica, a la vez utopía y distopía, el infierno convertido en paraíso. La ruina que no tiene ningún valor adquiere el máximo valor.