Un autor desconocido retrata diferentes partes de un espacio devastado y cuelga las imágenes en las paredes del sitio. El lugar abandonado se transforma, mediante este simple acto, en la galería de sus propias reproducciones, para visitantes anónimos, e inicia un movimiento autorreferencial de difícil detención. Una muestra de cortesía adecuada es reproducir a su vez cada reproducción y proseguir la cuenta al infinito para la eternidad. ► Locus solus XXIV